Falleció César Luis Menotti, un maestro del fútbol argentino

El Flaco, como se lo conocía, había sido internado algunas semanas por un severo cuadro de anemia. Fue campeón con Huracán y la Selección argentina de 1978

Por Redacción

05 de mayo, 2024 - 17:28

Justo en pleno desarrollo de la final de la Copa de la Liga, el fútbol argentino sufrió un sacudón enorme: el fallecimiento de César Luis Menotti, hecho confirmado por la Asociación del Fútbol Argentino.

Menotti, de 85 años, es uno de los tres DT que logró llevar a la Selección argentina a ser campeona del mundo, con la particularidad de que el "Flaco" fue el primero, en 1978. Además, también dirigió al seleccionado Sub-20 que se consagró campeón mundial en 1979, con Diego Maradona como figura.

Si bien tuvo una buena carrera como jugador, principalmente en el Rosario Central de sus amores y con breves pasos por Racing, Boca y el Santos de Pelé, Menotti alcanzó su esplendor como entrenador. 

No solo por los logros, sino por haber dejado una escuela a seguir que perdura en el tiempo con cientos de discípulos: el menottismo. “Se puede dejar de correr, dejar de entrar en juego durante largos minutos... Lo único que no se puede es dejar de pensar", era uno de sus principales lemas.

El ex director técnico de Argentina campeona en 1978, del juvenil de 1979 y Director de Selecciones que respaldó a Lionel Scaloni en la gesta que decantó en el título en Qatar 2022, dejó un legado eterno, tanto a partir de su estilo y filosofía, como también desde la organización que sentó las bases de las mejores épocas del combinado nacional.

Una semblanza de su vida

Menotti nació un 22 de octubre de 1938, en Rosario, pero en su DNI aparece, el 5 de noviembre, porque su padre tardó en inscribirlo. Se crió jugando al básquet en el club Social y Deportivo Unión Americana.

“Lo venían a buscar siempre de Rosario Central y Newell’s Old Boys “pero mi viejo los sacaba a patadas”.

Se fue a probar a Huracán y Vélez y le fue bien, pero ninguno podía pagarle lo que cobraba en las ligas rosarinas.

Después, apareció Rosario Central por un partido que jugó con la escuelita en Totoras, y le ofreció 2500 pesos por mes (él mintió diciendo que en las Ligas cobraba 2000).

“Cuando se lo comenté a mi mamá se puso a llorar como si yo hubiese llegado a la luna. Ella y mi papá eran fanáticos de Central, me llevaban de la mano a la cancha”. Allí se hizo muy amigo del Gitano Miguel Antonio Juárez, diez años mayor.

Debutó en Central con Luppi de DT, el padre del actor, Federico. “Ganamos 3-1 a Boca. Jugamos con la camiseta roja porque el presidente Flynn decía que como Independiente lo tenía de hijo a Boca, era mejor así”, recordó.

El propio Menotti se autodefinía como futbolista: “Medio caprichoso, y cuando las cosas me salían mal, me tiraba contra la raya izquierda. Me enojaba cuando empezaban a tirar pelotazos. Una vez en Boca, contra Banfield, nos quedamos con diez y Antonio Rattín se me acercó y me dijo ‘Flaco, bajá a ayudar, ¡corré!’, y le contesté: ‘Lo único que falta es que yo tenga que bajar a correr. Corré vos’. En el vestuario, después, Rattín me dijo de todo”.

Era un jugador habilidoso, lujoso, con remates de mucha potencia de media distancia, aunque él mismo le daba una explicación al no haber trascendido más.

“A mí me agarró la peor época del fútbol argentino, cuando se pusieron de moda los equipos que luchaban. Un fútbol de mierda”.

Debutó en 1960 en Rosario Central con sólo seis partidos en Reserva y jugó allí cuatro años hasta que pasó a Racing en 1964 y a Boca en 1965. Alberto J. Armando, el carismático presidente xeneize, nunca le perdonó que errara un penal contra Real Madrid con el que Boca perdió la Copa Mohamed, en Marruecos, y en 1967 emigró a los Estados Unidos para jugar en The Generals de Nueva York, y en 1968 viajó a Brasil para jugar por el Santos de Pelé y fue campeón paulista de ese año. Estuvo allí dos años y en 1970, pasó al Juventus de San Pablo, donde se retiró y ese mismo año empezó como ayudante de su amigo Juárez, en Newell’s.

En realidad, le ofrecieron el cargo de DT a él, que tenía una agencia de autos en Rosario, porque era conocido del presidente Valenti, pero no aceptó y propuso a Juárez, que trabajaba en Platense. Terminaron armando un gran equipo con el “Mono” Obberti, Chazarreta, Mario Zanabria y Ramón Cabrero.

La base del que saldría campeón dos años más tarde.

Su vida como DT cambiaría para siempre en 1972, cuando fue convocado para dirigir al plantel de Huracán y se encontró con jugadores de primer nivel surgidos del club, como Miguel Brindisi y Carlos Babington, a los que se sumaron veteranos como Jorge Carrascosa, Alfio Basile y el mendocino Roque Avallay, un talentoso volante como Omar Larrosa y especialmente, un muy hábil puntero derecho desde Defensores de Belgrano, desde el ascenso: René Houseman.

Ese equipo de Huracán no sólo ganó el Metropolitano de 1973, el primer título profesional de la historia del club, sino que desplegó un fútbol brillante que proyectó a Menotti a la selección nacional tras el Mundial de Alemania Federal en 1974, en tiempos de enorme inestabilidad política e institucional en el país y en la AFA.

El fútbol argentino tendría la posibilidad de organizar un Mundial en 1978 y por primera vez, apostó por un proyecto a largo plazo, en el que Menotti proponía volver a las fuentes, pero con una dinámica distinta en el juego, para lo que propuso ojear jugadores en todo el país, trabajar con los juveniles y tratar de que las estrellas no salieran al exterior por un tiempo para disponerlas para elaborar un equipo de base. Así, su ciclo dio comienzo el 12 de octubre de 1974 en el Monumental, en un amistoso ante España que finalizó 1-1.

Como DT de la selección, tuvo problemas con la dictadura y estuvo a punto de renunciar. En una oportunidad, cuando ya la AFA estaba dirigida por Alfredo Cantilo y se habían ido los dirigentes David Bracutto y Paulino Niembro (los que lo llevaron), el nuevo mandatario futbolístico le dijo: “Mire, César, lo único serio que hay acá es esta carpeta que preparó usted. Espere, démonos un tiempo”.

“Yo militaba en el PC, tenía mis dudas, me reunía con mucha gente que me decía que valía mucho más pelearla desde adentro que desde afuera. Conocí a muchos dirigentes peronistas torturados, que se usaba la picana eléctrica, no me puedo hacer el boludo.

Lo que nunca me imaginé fue lo otro, que tiraran tipos de los aviones, los 30 mil desaparecidos, pero una semana antes de empezar el Mundial, en la concentración argentina cantaron El Flaco Spinetta, Anacrusa y Castiñeira de Dios, Susana Rinaldi y Binelli, el primer bandoneón de Pugliese.

Yo iba a lugares adonde no iba nadie, a escuchar a Armando Tejada Gómez, Chabuca Granda, al Cuarteto Zupay. Ahí no iba ninguno de los que después, con la democracia, aparecieron como revolucionarios, ¿eh?”, recordó, y llegó a aseverar que en esos tiempos tuvo treinta días escondida en su casa a una militante de Montoneros.

Si hay un hecho polémico previo al Mundial de 1978 fue que, de una primera lista de veinticinco jugadores, dejó afuera a un muy joven Diego Maradona, de 17 años, al igual que a Humberto Bravo y a Víctor Bottaniz.

“No me arrepiento porque fuimos campeones. Pudo haber sido un error, sí, pero en ese momento hice lo que creí que había que hacer, y fue por cuidarlo, más que nada. Estaba enamorado del juego de Diego, pero qué se yo... Lo vi tan chiquito, tan joven. Sentí que tenía que elegir entre tipos grandes. Sé que Diego eso no me lo perdonó jamás”, comentó muchos años más tarde en una extensa entrevista con la revista El Gráfico.

Con Maradona tendría muchas idas y vueltas. En 1979, un año más tarde, ganaría el Mundial Sub 20 de Japón con lo que consideró siempre el mejor equipo que jamás dirigió, el que también integraban Juan Simón, Osvaldo Rinaldi, Juan Barbas, Ramón Díaz y Gabriel Calderón, y, de hecho, cuenta que el gol que más gritó fue el de Díaz a la URSS en la final “por identificación con el plantel y su juego”.

Tras el Mundial 1978, Menotti siguió trabajando en la selección argentina por cuatro años más, con la mira en España 1982, con la base anterior y el agregado de los campeones juveniles en Japón, pero muchos sostienen que la soberbia por los títulos conseguidos lo fue distanciando.

Con el jugador Norberto Touzón, en un amistoso en Mendoza entre Atlético Argentino y Valencia

Durante el Mundial de España 82, la concentración argentina en Villajoyosa, Alicante, vivió el contexto mediático de la guerra de las Islas Malvinas contra Inglaterra. Según Menotti, el día futbolístico más triste de su vida fue cuando Argentina perdió 2-1 ante Italia en la segunda ronda.

“Me dijeron los periodistas italianos que el árbitro sería un rumano hincha de la Juventus. Grondona no tenía peso en la FIFA, pero le pregunté por qué no iba al sorteo y me dijo que no pensara en esas cosas y nos afanaron de una manera… A Diego lo mataron a patadas, no nos dieron dos penales, cobraron offsides que no eran”.

Una vez finalizado el Mundial de España, en el que la selección argentina quedó eliminada en la segunda fase por Italia y Brasil, Menotti se reencontró con Maradona en el Barcelona, cuando fue convocado para reemplazar a Udo Lattek.

En esa temporada, 1982/83, ganó la Copa del Rey y la Copa de la Liga, pero sólo pudo ganar una Supercopa de España y su ciclo, que sufrió la lesión del crack argentino por una terrible falta de Andoni Goicoetxea, del Athletic de Bilbao), acabó con escándalo en aquella final de la Copa del Rey en el Santiago Bernabeu ante el conjunto vasco que dirigía otro entrenador con el que Menotti tuvo un fuerte debate en los medios, Javier Clemente.

Todo terminó, a mediados de 1984, en una batalla campal ante la mirada de un joven rey Juan Carlos I de Borbón, en el palco.

Con Bilardo tenía una relación que define como “cordial” hasta que éste agarró la selección en 1982 pero que fue “una disputa personal y algunos se subieron a esa pelea sin ningún respeto por esas ideas. Yo jamás me pelearía con un tipo porque haga líbero y stopper.

Se magnificó porque cada uno ganó un Mundial, pero era un debate que no valía cinco centavos”, llegó a decir.

En 1986/87 fue convocado por la dirigencia de un Boca que salía de una crisis que casi lo lleva a la quiebra y en pocos partidos, fue protagonista del torneo con su estilo muy identificable de juego, aunque el campeón fue Rosario Central.

Cuando parecía que Boca se afirmaría en los primeros lugares con un equipo ya ensamblado, Menotti informó que se iba al Atlético de Madrid para la temporada 1987/88 por “asuntos personales” y aunque consiguió un hito histórico al golear 4-0 al Real Madrid en el Santiago Bernabeu, su equipo no consiguió nunca una regularidad y acabó yéndose nueve fechas antes del final de la Liga por desavenencias con el presidente Jesús Gil y Gil.

Tampoco tuvo suerte al regresar a la Argentina para dirigir a River en 1988/89, pese a la contratación de jugadores como Batista, Borghi y el regreso desde Europa de Passarella, duró muy poco en Peñarol en 1989/90, donde fue despedido por malos resultados y en agosto de 1991 fue convocado para dirigir a la selección de México, donde permaneció un año y medio y logró que emergiera una nueva generación, encabezada por Alberto García Aspe, Luis Hernández, Carlos Hermosillo, Jorge Campos y otros.

Para la temporada 1993/94 volvió a ser llamado por Boca, pero su campaña fue irregular. Perdió 0-3 contra el River de Américo Gallego, y no pudo pasar del grupo clasificatorio de Copa Libertadores 1994, con los brasileños Cruzeiro (con Ronaldo) y Palmeiras y Vélez.

Con el Palmeiras llegó a caer 6-1 en San Pablo. En 1996 asumió en Independiente y la hinchada se había identificado con el equipo, pero cuando estaba muy cerca de pelear el campeonato con River, se fue a pocas fechas del final por estar “en desacuerdo con el sistema de disputa de los torneos en la AFA”, en una tumultuosa conferencia de prensa flanqueado por el presidente de Independiente, Héctor Grondona.

Sin embargo, se confirmaron con las horas las versiones de que había sido contratado por la Sampdoria, con Klinsmann y Ariel Ortega. A las ocho fechas fue sustituido por malos resultados…

Y volvió a Independiente hasta 1999, pero tampoco le fue bien. Él dice que lo echaron. “Se lo dije a Héctor Grondona… Si te venden a Acuña, Calderón y Matute Morales, es obvio que perdemos el campeonato y me estás empujando. Si se quedaban, yo no me iba”.

En 2002 tomó la dirección técnica del club de sus amores, Rosario Central, pero tras un comienzo arrasador, con 5 triunfos y un empate (el clásico ante NOB entre ellos), fue despedido en la fecha 15, y en 2005 dirigió otra vez a Independiente, pero duró ocho fechas y volvió a ser despedido.

Luego, un breve paso por México: en 2006 dirigió al Puebla y en 2007 a los Tecos.

Su cuarto paso por Independiente llegó en 2009 cuando el presidente del club, Julio Comparada, lo contrató como manager, pero tuvo muchos choques con el DT Gallego, que fue despedido y lo culpó por esta situación.

Menotti entonces recomendó a Daniel Garnero como DT, pero éste obtuvo malos resultados y ambos se fueron del club. Cuando le pidieron que se definiera como DT, admitió ser “ansioso, pero tengo muchas convicciones y el sentimiento no me saca de contexto y, además, mi respeto por el fútbol es demasiado grande para mostrar tristeza por el no resultado o una alegría que sea agresiva con el otro. Una vez, como DT de Huracán, le metimos 4-0 a Central y me retiré cinco minutos antes. Le ganamos 0-1 con Independiente al Boca de Bilardo y no grité el gol”.

Estuvo sin dirigir durante muchos años por no estar casi nunca de acuerdo con el sistema y sin deseos de emigrar para estar en contacto con sus nietos, Menotti nunca se dio por vencido: “Yo no me retiro nunca. Sólo la muerte te puede retirar”.