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Es la energía, estúpido (III)

Ante un escenario que se muestra como escaso en cuanto a la disponibilidad energética, en Argentina ,y en Mendoza en particular, se debe avanzar en inversiones que aseguren la provisión del fluido eléctrico en la medida de lo necesario

22 de marzo, 2024 - 22:36

En dos artículos anteriores llamamos la atención sobre los problemas de energía que enfrenta el mundo. Hoy intentaremos desentrañar cómo es nuestra situación, tanto a nivel nacional como provincial, pues nos enteramos por las noticias de que la falta de electricidad amenaza al mundo.

Concretamente, Elon Musk, el CEO de la empresa Tesla, también cree que la electricidad colapsará, ya que la creciente demanda de energía eléctrica podría ser el próximo gran desafío mundial, citando problemas previos como la disponibilidad de chips para la microelectrónica y para la fabricación de transformadores de voltaje.

Para él y para otros expertos, la revolución hacia la movilidad eléctrica está cobrando un precio inesperado en las sociedades más electrificadas del mundo. Como, por ejemplo, es el caso de Noruega, donde se venden un 82% de vehículos eléctricos cero kilómetro.

Por su parte, Stedin, el principal distribuidor de energía eléctrica en los Países Bajos, ha emitido una advertencia urgente: la demanda de energía de los vehículos está superando la capacidad de sus redes eléctricas. La ciudad de Utrecht, por ejemplo, ya está al límite de su capacidad, con una demanda eléctrica que supera lo que entregan las redes de distribución.

Además, en otros países, como en los Estados Unidos, hay sectores como los centros de datos donde se practica la criptominería y la inteligencia artificial, impulsados por gigantes tecnológicos y que están ejerciendo una presión adicional sobre la red eléctrica.

Tampoco ayuda que la distribución geográfica de la producción de energía eléctrica no sea uniforme ni acorde a la demanda, lo que en muchos casos, y como es el de nuestro país, requiere una distribución extensa a lo largo de grandes espacios. Esto está llevando a sobrecargas en las líneas de alta tensión y de tensión normal, lo que resulta en caídas del sistema en forma cada vez más frecuente.

Desde lo geopolítico, todo se ha visto tensionado por la decisión estratégica de los EE.UU. de que Europa occidental deje de depender del barato gas y petróleo ruso y pase a comprar su mucho más caro GNC. Esto llevó, incluso, al sabotaje de los gasoductos Nord Stream I y II, que eran los responsables de entregar estos fluidos a Europa.

Situación del país

Por eso, más allá de este cuadro global, queremos intentar desentrañar cómo es nuestra situación, tanto a nivel nacional como provincial.

Para empezar, hay dos supuestos que debemos asumir. El primero es muy positivo y reconoce que nuestro país dispone de los recursos naturales y humanos para disfrutar de una amplia gama de energías en potencia.

El segundo es uno condicional y exige que, para que esas capacidades energéticas pasen a ser un acto, es necesaria la intervención humana. Especialmente por parte del Estado y del sector empresario energético, que tendrán que planificar y desarrollar las acciones necesarias para lograr un autoabastecimiento que sea tanto sostenible como sustentable.

Sostenible porque deberá ser económicamente rentable, y sustentable porque, en la mayor medida posible, deberá minimizar su impacto ambiental y cuidar el medioambiente.

Por ejemplo, nuestro sector eléctrico se organiza a partir de la articulación de entidades o empresas que desarrollan la generación, el transporte y la distribución de la energía.

La distribución de energía eléctrica está a cargo de empresas privadas. Algunas de las principales son EDENOR y EDESUR en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

Por su parte, cada provincia tiene su propio sistema. Además, existe una red nacional denominada SIN (Sistema Interconectado Nacional) que transporta la electricidad producida en las centrales eléctricas a través de cables y torres de alta tensión, llevándola a los lugares de consumo.

Este sector eléctrico ha experimentado cambios significativos desde la década de 1990, incluyendo la privatización y desregulación de los servicios públicos.

En tanto, la matriz energética del país depende principalmente de centrales accionadas por combustibles fósiles y centrales hidroeléctricas.

La producción de hidrocarburos en Argentina ha aumentado gracias a las políticas de estímulo a la inversión. En enero de 2023 se alcanzó el mayor volumen de producción de petróleo desde 2008, con más de 627 mil barriles diarios. Gracias a Vaca Muerta, por ejemplo, en el tercer trimestre de 2021, la producción de petróleo aumentó un 13.8% respecto del mismo período del año anterior, mientras que la producción de gas natural se elevó un 5.2% en relación a igual segmento del 2013.

En lo atinente a la energía hidroeléctrica, ocupamos el 21er lugar del mundo, con 11,3 GW de potencia instalada; en energía eólica el 27º puesto global con 2,6 GW de potencia instalada, y finalmente, estamos en el puesto 42 de producción de energía solar del mundo con 0,7 GW de potencia instalada.

Orgullosamente, dispusimos de la primera central nuclear de América del Sur. Actualmente, contamos con tres campos nucleares (Atucha I ‘Juan Domingo Perón’, Atucha II ‘Dr. Néstor Kirchner’ y ‘Embalse’) y una cuarta en período de estudio.

También se encuentra en desarrollo un reactor portátil de baja y de media potencia como el CAREM (Central Argentina de Elementos Modulares).

Pasando a lo potencial, es decir lo que todavía no hemos aprovechado, la Patagonia presenta uno colosal para energía eólica.

Las energías renovables, una alternativa que debe ser aprovechada.

La Argentina también cuenta con un gran potencial de generación de energía mareomotriz, dadas las condiciones de las corrientes y la amplitud de mareas de la costa patagónica. En diciembre de 2014 se instalaron en la provincia de Santa Cruz los primeros dos equipos para la obtención de datos sobre la potencialidad de este recurso.

En tanto, el desarrollo de la energía geotérmica prácticamente no presenta avances destacables, pese a la presencia de afluentes termales y la evidencia de actividad volcánica potencial en diversos puntos del país.

Como aspecto negativo, la Argentina tiene deficiencias de infraestructura para llevar a cabo la transmisión de energía eléctrica desde áreas deshabitadas y con mucho viento hacia los grandes centros del país.

El panorama mendocino

Descendiendo al plano provincial, tenemos que Mendoza se destaca por dos grandes aportes a la matriz energética nacional, y el primero es la producción de hidrocarburos. Por ejemplo, somos la cuarta provincia productora de hidrocarburos en Argentina, con una producción de petróleo promedio en el 2022 de 56.075 barriles/día y con una producción de gas promedio de 1.779 Mm3/día.

Económicamente, las regalías derivadas representan casi el 90% del sector minero del Producto Bruto mendocino, mientras que la provincia produce cerca del 14,1% del total del país. El petróleo se extrae principalmente de Vizcacheras, La Ventana y Barrancas, seguidas por Malargüe y Tupungato.

El segundo gran aporte mendocino es la producción de energía por el aprovechamiento hidroeléctrico, pero con las siguientes peculiaridades:

1º) La mayor obra mendocina es Los Reyunos, con una capacidad instalada de 224 MW, relativamente pequeña si la comparamos, por ejemplo, con las binacionales: Yaciretá 3.100 o con Salto Grande 1.890, o con la nacional de Piedra del Águila, con 400 MW.

Dique Los Reyunos, en San Rafael, provincia de Mendoza.

2º) Hace más de casi dos décadas que la provincia no construye una gran obra, siendo la última  la Central Cacheuta, inaugurada en el 2003, que aprovecha la presa de Potrerillos.

3º) Actualmente transitamos un impasse producto de la incertidumbre que pesa sobre la realización de la obra de Portezuelo del Viento, ya que si bien la Nación giró a la Provincia los fondos necesarios para realizarla, el gobierno de Alberto Fernández negó la posibilidad de iniciarla hasta tanto se realicen nuevos estudios de impacto ambiental. Ante ello, el gobernador anterior Rodolfo Suarez declaró en su oportunidad que: “Estamos ante un momento histórico con ese dinero. O se invierte en Portezuelo o se hará otra obra que genere crecimiento en la provincia. De mi parte, todos van a encontrar la mayor prudencia y no habrá ningún error con el uso de ese dinero".

Como vemos, mendocinos y argentinos, si hay algo que no podemos perder, hoy por hoy es el tiempo.

El Doctor Emilio Luis Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.